Será algo de todo esto, un combinado de spleen servido a deshoras, en una barra mal iluminada, -mejor-, y bien cargado de esa melancolía que sacudió a Petrarca y que le llevó subir el Mont Ventoux, para entre riscos, encontrarse. Y de paso, fundar, así dicen los críticos, el espíritu curioso de la modernidad, y gracias a ello hasta esa cumbre mítica de la literatura del Renacimiento han llegado hoy hasta los ciclistas del Tour de Francia.
Yo no sé adonde se pueden retirar los países, y tampoco sé decir si puedo barruntar qué sea eso de retirarse en lo que toca a las personas. Pero me ofrecen o asaltan dudas, de lo que voy viendo. El Retiro puntual, como el que da nombre al parque de Madrid, es ocasión de parada y descanso para seguir haciendo cosas, a modo de vacación. Es un retiro temporal que permite coger fuerzas para seguir haciendo.
Los Retiros definitivos no son buenos consejeros. Vivir en el monte, en la cumbre de la montaña, en el convento, en el chalet de la playa o, si no hay suerte, en el apartamento, crea monstruos. Por eso mismo, la mayor condena que se le podía hacer a un ciudadano de la antigüedad era condenarlo al ostracismo, apartarlo de los demás, exiliarlo en alguna isla remota. Y por esta razón Sócrates rechaza los planes de fuga que le ofrecen. Prefiere antes morir en la ciudad que vivir en el exilio, lejos de aquellos interlocutores que para él son la vida activa.
En escuela de retiros forzados y ostracismos, Antonio Pérez eligió otro camino. Las crónicas o "Relaciones de Miserias", así las llama el Secretario de Estado de Felipe II, revelan este proceso de aislamiento y extrañamiento que produce el exilio, y la persecución, en este caso tan desigual, en el que el traicionado Secretario tiene que reinventarse a modo de narración, por no desdibujarse, y perderse en su propia desdicha. En sus cuyas Relaciones, que acabo de leer reeditadas por Renacimiento en Sevilla, escribe en su Prologo "A Todos", [sic], para distinguir este de otros dirigidos a reyes y prohombres: "Porque he entendido que la pasión anda tan cebada contra mí, que aún la sombra me persigue, me he resuelto de descubrirme. Dejen la sombra. Dejen a Rafael Peregrino, que es morder en la piedra. He ahí el nombre. He aquí la persona bien al descubierto".
Antonio Pérez necesita mostrarse, y mostrar su verdad al mundo, y defenderse y defender a su familia y sus Relaciones son un ejemplo de un exilio o retiro forzoso convertido en lucha. Y así, aunque sea esto, se ve que la vida del retirado es muy larga, y algo hay que tener entre manos, aunque sea un pleito en los tribunales a modo de proyecto..., o una novela con la que soñemos la gloria que nos nos ha dado la vida.